Erik 'sobre el techo' Carlsson

Erik Carlsson comenzó su carrera sobre un Volvo 44N en un rallye local, conduciendo desde el asiento trasero, para equilibrar pesos, pero pronto lo dejó por un Saab 92 de segunda mano. Poco a poco fue obteniendo ayuda de la fábrica, que visitaba con asiduidad, ganando el Campeonato local de rallyes en 1954.

Pero Carlsson era más que un piloto rápido. De esos tenia muchos Saab, sobre todo en superficies deslizantes. Carlsson se convirtió en una leyenda tras el rallye Rikspokalen de 1955, donde tuvo que conducir parte de la prueba con la cabeza fuera de la ventanilla porque el parabrisas estaba lleno de hielo, sacando tanta ventaja al segundo que se permitió el lujo de parar a tomar un café. Fue la última victoria del viejo 92 y la primera de importancia del piloto, ya oficial de la marca.
El nuevo Tipo 93, dotado de un motor tricilíndrico de 748 cc y 33 CV, tomaba el relevo. Carlsson fue uno de los primeros que descubrió la técnica de frenar con el pie izquierdo mientras el derecho aceleraba a tope. Con esta técnica de kart, ahora generalizada entre los tracción total, conseguía que los poco potentes Saab no perdiesen revoluciones al trazar las curvas y saliesen de ellas más deprisa. Con el pie izquierdo pisando el freno no quedaban mas para ocuparse del embrague. No importaba porque en Saab habían desarrollado un cambio de tres velocidades tan robusto que permitía efectuar las operaciones a capón.

El Saab 93 fue preparado para la categoría Special Standard, con una carrocería aligerada y el motor del Sonett. Con 60 CV bajo su pie, Erik Carlsson disponía de un coche mucho más competitivo que en años anteriores, conquistando el título de campeón europeo de Rallyes en 1959 además de otros muchos triunfos en carreras sobre hielo y tierra. Erik se había ganado ya el sobrenombre de on the roof (sobre el techo), por sus habituales vueltas de campana, cosa poco importante con el Saab por su ligereza y su techo convexo que le permitía volver rápidamente sobre sus ruedas. "Aunque tampoco hay que exagerar (puntualizó en alguna ocasión) solo he volcado diez o doce veces".

En el campo de los rallyes la competencia era cada vez más fuerte, los 93 fueron sustituidos por los 96 y Carlsson comenzó a ganar de forma arrolladora. El nuevo Departamento de Competición de Saab llenó sus vitrinas con las copas de todos los rallyes de Europa. Carlsson ganó el RAC de Gran Bretaña en 1960, 1961 y 1962, haciendo del Saab uno de los vehículos más temidos en todo tipo de pruebas.
En 1962 Carlsson conseguía su primera victoria en el rallye de Montecarlo, el más importante del mundo, pero la lograda en 1963 con el nuevo Saab 96 iba a ser aún más meritoria sobre todo por las terribles condiciones en que tuvo lugar. "Se nos congelaban los carburadores y el consumo era casi el doble de lo calculado. Nos llegamos a quedar sin gasolina. Así que optamos por conducir sin arriesgar, con cuidado y tratando de asegurar nuestro puesto en la clasificación final. Pero a lo largo del camino nos fuimos encontrando a nuestros competidores en la cuneta (estaba tan helado y resbaloso que apenas se podía uno mantener de pie sobre la carretera). Llegamos al final... y ganamos. Fue increíble".
Los éxitos en Suecia RAC y Montecarlo animaron al equipo a acudir al Rallye Safari de Kenya. El Saab 96 montaba un motor V4 que al principio proporcionaba 65 CV y acabó dando 175 CV. En 1962 se enviaron a Kenia dos coches para Carlsson y su mujer, Pat Moss, hermana de Stirling Moss. Tras asustar tanto a su ocasional copiloto (un dentista local) que no quiso correr, el sueco estuvo a punto de ganar la prueba, pero se lo tomó como un sprint y el Saab acabó desguazado a causa de la dureza del terreno.

La lección estaba aprendida para el año siguiente, en que se envió un coche reforzado para Carlsson y Palm, su copiloto oficial. Mandaron la prueba hasta que atropellaron a un animal salvaje, arrancando una rueda y el palier, abandonando por falta de recambios.
Ganar el Safari se convirtió en un reto. En 1964 volvieron para ganar, pero las lluvias torrenciales inundaron el rallye y lo dejaron impracticable. En una ocasión, ante la imposibilidad de seguir, Carlsson y Palm volcaron el coche con ayuda de los nativos y lo deslizaron ladera abajo, sobre el techo, hasta encontrar otro camino. Las lluvias les obligaron a parar hasta 40 veces en un día para secar el sistema eléctrico y evacuar el agua del interior. incluso llegaron a empujar kilómetros el Saab con el fango por las rodillas. Al final, acabaron segundos tras un coche oficial de Ford.
El día de la entrega de premios se comentó mucho la ocurrencia de deslizar el coche sobre el techo y, ante el ayuntamiento local los hombres de Saab dieron una vuelta completa al coche con los pilotos dentro, arrancando a continuación. Los de Ford, para no ser menos, también volcaron el Escort, dejando la calle llena de aceite, gasolina y ácido de la batería. Lógicamente, el coche no arrancó...

En 1965, Carlsson regresó al Safari en compañía de su cuñado, Stirling Moss, como copiloto. Este montó el mapa del recorrido en un royo como había hecho en las Mille Miglia, pero una avería en el Tripmaster les apartó de la victoria. En 1966 una piedra abrió un agujero en el bloque del motor y Carlsson nunca más volvió a Kenia. En cinco años se habían conseguido un segundo puesto, un tercero y un sexto.
El año 1967 fue el último de Carlsson en competición. En ese año le ofrecieron algo insólito: correr la Baja California, una prueba de 1.000 km por la península californiana en territorio mejicano. La única regla era llegar el primero de Ensenada a La Paz. Tras ver algunas películas en Saab dieron luz verde al proyecto, preparando un 96 especialmente. Protección delantera contra animales, gran altura del casco, refuerzos y faros suplementarios... con el objetivo de ganar la clase de turismos y batir el record existente. Carlsson y su copiloto pasaron la primera parte del recorrido (en el que hubo varios muertos) sin incidentes, atacando cuando llegó el camino mas despejado. El Saab siempre elegía las zonas más cortas y difíciles, donde compensar su falta de potencia.

Un mecánico en una avioneta trasladaba los recambios a los puntos de asistencia. A medio recorrido iban primeros con gran ventaja pero tras atravesar un lago salado, un palier se rompió. Debieron volver a la asistencia con una reparación de fortuna perdiendo dos horas. Luego recuperaron parte del terreno perdido, pero un segundo palier se rompió a causa de la posición inclinada de trabajo exigida por la altura de la carrocería. Pese a todo, el Saab logro acabar tercero de su clase, por detras de otro Saab, que fue segundo. Despues de esto Carlsson se retiró de la competición aunque siguió ligado a la marca como relaciones públicas.

Erik Carlsson

Erik Carlsson en el rallye Rikspokalen de 1955

Con el Saab 93 en el rallye de Suecia de 1959

Erik Carlsson en el Rallye de Montecarlo de 1963

El equipo Saab pone el 96 sobre el techo

Carlsson en la Baja 1000 californiana

Erik Carlsson junto al Saab 9-3 Aero Carlsson